2 de septiembre de 2011

"LO QUE NO SIRVE, QUE NO ESTORBE"

Esta frase comunmente utilizada en nuestra sociedad, parece ser nuestra verdadera realidad, afirmo esto, en el sentido que vivimos en un mundo globalizado, donde lo más importante es producir ganancias (Principio de utilidad), y sacar el mayor provecho de los recursos que dispongamos, pero ¿será que dé está manera de verdad seremos felices?, pues esto es lo considera Bentham felicidad. pero felicidad a costa de qué, de que tengamos que desechar los sentimientos del individuo sin importar el cómo se sienta internamente, porque lo primordial dentro de la sociedad es la utilidad, y no el ser como tal.

Siguiendo el argumento benthamista, sí alguien no es útil debe ser apartado, controlado, y hasta ignorado, es así, que hoy por hoy vivimos en un Estado que permite las mal llamadas "zonas de tolerancia", y las cárceles que no cumplen su función resocializadora, sino que son usadas como mecanismo de exclusión social.



Estos mecanismo de exclusión social son empleados para separar la "escoria" de la comunidad, en razón de que no produce ningún beneficio, sino que antes estorban y no dejan que continué el desarrollo, y sí no me creen, pueden ir a la Avenida Caracas con Calle 22 en Bogotá, donde se pueden encontrar gran parte de los prostíbulos, enfermos mentales, indigentes, y drogadictos de la ciudad.


Pero ¿será que realmente vale la pena tanta riqueza a punta de tanta discriminación? y qué pasa con el derecho internacional, a caso no importa los derechos humanos y todos los tratados firmados por Colombia, entre los cuales encontramos el Pacto Internacional de los Derechos Civiles y Políticos. A mi forma de verlo no vale tanta "utilidad" a cambio de tanta segregación porque por mucho que la economía sea considerada una ciencia que supuestamente "se regula y se equilibra sola" esta no nos puede asegurar un bienestar social, ya que, se basa sobre le principio de la mezquindad donde unos pocos son los que poseen los recursos, mientras que los demás viven en situaciones deplorables, por lo que respecta, es necesario que el Estado intervenga para asegurar una igualdad material que a final de cuentas termina siendo mucho mejor, en el sentido que genera más desarrollo que el que impone el modelo liberal de Adams Smith ("laissez faire, laissez passer", dejar hacer, dejar pasar).

Para terminar, el Estado Social de Derecho (que garantiza estándares mínimos de bienestar) es la mejor forma para lograr el tan anhelado desarrollo, olvidando, claro está, la frase que es el titulo de éste testo, mediante vías mucho más factibles de desarrollo social que generen igualdad material, para así alcanzar una auténtica felicidad conjunta, donde todos tengamos las mismas oportunidades, y en caso que alguien cayera en desgracia, la sociedad no lo miraría como aquella escoria que hay que mantener en un panóptico donde no forje malestar alguno, sino que trate de resocializarlo, y así procurar tener una real utilidad, no solo en el sentido económico, sino en todos los aspectos de la vida.

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