12 de agosto de 2011

De la Ideología Legislativa a la Realidad

En medio de una conversación con un amigo en la que pretendíamos arreglar y enderezar el país en sólo cuestión de horas, a éste se le ocurrió preguntarme: “¿Eres feliz?” Pregunta a la que precedió un silencio inevitable debido a mis intentos de procesar aquella pregunta tan simple y a la vez compleja por la subjetividad de los términos. Contesté rápidamente con un “si”, pero mi respuesta apresurada hizo que me preguntara: “¿con respecto a qué?” Si se me volviera a hacer la misma pregunta, podría reconsiderar mi respuesta, ya que no podría decir estar feliz con respecto a varias movidas y proyectos institucionales del Estado, que inevitablemente afectan el campo de acción de los ciudadanos.


La duda sobre la felicidad nace debido a no percibir un avance legislativo colombiano, sobre todo en materia de derechos de las minorías o temas controversiales que contradicen la ideología tan conservadora y religiosa del país. Por ejemplo, hace unas semanas el Partido Conservador anunció su propuesta relativa a un proyecto de ley que propone reanudar la prohibición absoluta del aborto en Colombia. En cuanto al aborto, al país le tomó años y varios debates: unos colegiados, otros religiosos y también políticos, para lograr despenalizar el aborto en sólo tres casos, y ahora, a pesar de las estadísticas, que exponen que “en Colombia el 24 por ciento de los embarazos terminan en aborto y cerca del 30 por ciento de las mujeres que tienen un aborto sufren complicaciones” (Mónica Roa: Abogada de la Universidad de los Andes y directora del proyecto Género y Justicia de Women’s Link Worldwide), se pretende olvidar el postulado de la Constitución donde se establece que el Estado es laico, y en vez de proponer que se genere una ley que produzca un mayor bien a una mayor cantidad de personas, como lo plantea la t
eoría utilitarista de Bentham, se propone un proyecto totalmente parcial, basado en intereses particulares y claramente, bastante alejado de la realidad colombiana.


La duda sobre la felicidad nace debido a cuestionarme ¿cómo es posible sentir emociones positivas cuando las políticas públicas no buscan el bien común?; ¿cómo es posible ser feliz cuando quienes aspiran a representar a un pueblo en una rama pública no entiende la realidad del país al que aspiran representar? En un país democrático es clave la oposición a varias políticas públicas para mantener vivo el sistema de frenos y contrapesos, y por lo tanto, sería válida una propuesta como la del Partido Conservador. Pero en éste caso del aborto, donde las cifras son aterradoras, y donde bien se sabe que es una acción que con o sin apoyo del Estado las mujeres lo van a realizar, ¿cabe un retroceso con respecto a la penalización del aborto, aún más cuando es una medida que quienes no están ideológicamente de acuerdo, pueden decidir no realizar?


El aborto y sus debates, es sólo uno de las discusiones que en Colombia se generan sin pensar en el interés de la comunidad, en lo mejor para ella, y en su realidad
. De nada sirve generar leyes perfectas si la realidad de la sociedad en la que se pretende aplicarlas es otra, y por lo tanto no se genera una sensación de bienestar, sino de inseguridad jurídica. El texto, es una invitación para animar a nuestros representantes estatales a que en vez de continuar produciendo acciones que sólo logran que el pueblo
colombiano no muera de hambre periodística, ya que todos los días es noticia los delitos cometidos por quienes representan a los ciudadanos en cualquiera de las tres ramas del poder público, produzcan acciones y políticas que vayan acorde al escenario y prácticas reales de la sociedad.


Y tú, ¿Eres feliz?

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